Nadie envolvía los regalos como mi abuela

«Tulips from the Rijksmuseum» Bairbre Duggan

Nadie envolvía los regalos como mi abuela. No importaba el tamaño o la forma de la cosa a envolver. Lo mismo daba si se trataba de un papel que costaba casi tanto como el regalo que contenía o si había tenido que emplear el periódico del día anterior por un despiste de última hora. Ella se sentaba cuidadosamente frente a la mesa camilla, se ponía las gafas, extendía el papel abarcando con sus delicadas manos los confines del mantel blanco de puntilla y comenzaba el ritual. Un ritual al que siempre asistíamos mis hermanos y yo cuando el regalo no era para ninguno de nosotros.

Hoy, tras veintisiete días en el hospital, mi abuela ha entrado por la puerta de casa acompañada de papá. Iba en silla de ruedas, envuelta en una enorme bata blanca y con una mascarilla que solo dejaba ver sus pequeños ojos azules. Estoy segura de que sonreía. El virus le ha producido un ictus y ha perdido gran parte de la movilidad de las manos. Solo el tiempo dirá si volveremos a asistir al espectáculo de ver a mi abuela envolviendo un regalo. De momento, ella está otra vez con nosotros y no existe en el mundo nada que pueda hacernos más felices que eso.

Microcuento finalista en el concurso «Nuestros Mayores» de Zenda.

Acerca de Adrián

Me gusta contar y no hablo de matemáticas.
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